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La era liberal
El Porfiriato
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La revolución
La reconstrucción
La estabilidad
La época de las crisis
La transición democrática
No tuvo otra alternativa más que dejar atrás su emporio, construido durante treinta y seis años. Si los vendavales que soplaban sobre los llanos de Apan no lograron perturbar la vida cotidiana de su hacienda, los vientos revolucionarios acabaron con su próspera historia. Antes de abandonar México en 1914, don Ignacio Torres Adalid volvió la mirada por última vez sobre San Antonio Ometusco, su amada hacienda transformada por la revolución en un sangriento campo de batalla.
Dentro de la corte de don Porfirio, el grupo más cercano al caudillo era el de los “científicos”. Estaba conformado por José Yves Limantour, Rosendo Pineda, Justo Sierra, Joaquín Casasús, Francisco Bulnes, Pablo y Miguel Macedo, entre otros. Eran miembros de una nueva generación, formados después de la guerra de intervención francesa, defensores del positivismo y casi todos de clase media que ascendieron socialmente al acercarse al poder.
Mientras en los círculos políticos y en la prensa se debatían por momentos los asuntos de la Escuela Nacional Preparatoria bajo el porfiriato, los estudiantes asistían cotidianamente al viejo edificio de San Ildefonso. A pesar de la oposición, sus diferentes directores lograron elevar la calidad de la educación, dotaron a la institución del equipo necesario para su buen desempeño académico y form
Dos mil personas enardecidas por la represión policiaca avanzaron por la calle de San Francisco hasta la plaza de Armas.
Llegaron al liberalismo por dos caminos diferentes, como lo eran sus propios orígenes. Uno, había nacido en 1873, en Parras, Coahuila, y era el primogénito de una de las familias más ricas del país; el otro, nacido en 1874, era originario de San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, donde sus padres habían echado raíces después de la guerra contra el imperio. Francisco I. Madero estudió en Francia y Esta
El 1 de septiembre de 1910, una comisión de políticos opositores al gobierno de Porfirio Díaz dejó un grueso legajo en manos del Oficial Mayor de la Cámara de Diputados. Eran los miembros del Comité Ejecutivo Electoral del Partido Antirreelecionista que aún quedaban libres o que no habían renunciado tras la persecución que el gobierno había desatado en su contra. El comité tenía asignada la consi
Era un Porfirio Díaz en chiquito. Como la mayoría de los gobernadores que fueron cerrando la pinza del orden político porfiriano, Mucio P. Martínez llegó a la gubernatura de Puebla por haber sido colaborador cercano del general Díaz durante la guerra de intervención. Su carrera militar fue discreta pero contó con el apoyo del caudillo oaxaqueño, lo suficiente como para volverse su incondicional.
""El buen dictador es un animal tan raro"" -escribió Francisco Bulnes, intelectual, escritor e historiador porifirista-, ""que debemos procurar los medios para preservarlo"". Sobre el orden, la paz y el progreso, Porfirio Díaz cimentó el andamiaje político de su régimen. Los tres pilares abrevaban de la filosofía positivista de Augusto Comte, pero adquirieron sentido en un México sumido, po
Generación de intelectuales que justificaron la dictadura porfirista
vida de la segunda esposa de Porfirio Díaz, Carmen Romero Rubio
Sobre la entrevista Díaz-Taft
Agenda de problemas en la visita Díaz-Taft
Sobre Porfirio Díaz en su exilio
La acción militar para contener la manifestación fue muy violenta y arrojó una gran cantidad de muertos y heridos; además se enmarcó en el proceso de decadencia del régimen de Porfirio Díaz y se considera uno de los episodios más trascendentes de la lucha obrera en nuestro país.
El 22 de septiembre en un solemne acto realizado en el Anfiteatro Simón Bolívar, frente a connotados políticos e intelectuales y con Porfirio Díaz en un sitio de honor, el maestro Justo Sierra ofreció el discurso inaugural de la Universidad Nacional.
La entrevista concedida por el presidente Porfirio Díaz al periodista estadounidense James Creelman, publicada en marzo de 1908, fue el parteaguas que detonó la efervescencia política con miras a las elecciones de 1910. Publicada en el número de marzo de 1908, de la revista Pearson's, bajo el título ""Presidente Díaz, héroe de las Américas"", la entrevista con Creelman ocupó 47 páginas de la edic