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“La poesía es una intensificación del lenguaje, un tomar la textura de la vida”, dijo recientemente el escritor irlandés John Banville. Con ese intento en mente, la poeta mexicana Julia Santibáñez acaba de presentar su más reciente poemario, Ser azar, publicado por Editorial Abismos.
La autora, activa en Twitter desde la cuenta @danioska, revela en estos poemas un trabajo minucioso con las palabras. “Me gusta estirarlas, voltearlas de cabeza, hacer que digan más de lo que acostumbran, incluso que se contradigan”, señala. Así, en los 49 textos del libro se advierte un disfrute verbal, un regodeo lingüístico empapado en ironía. En general los poemas son breves y algunos incluso brevísimos, de apenas un par de palabras, como el que lleva por título “Profecía”: “Ven. Seremos”.
El título Ser azar tiene una doble interpretación. Por un lado alude al hecho de que vivir es un accidente, no más que una casualidad. Es decir, todos somos azar. Por otro lado se refiere a los tres ejes temáticos abordados en el libro, vida, amor y muerte, hilados por el epígrafe del poeta español Miguel Hernández: “Llegó con tres heridas:/ la de la vida,/ la del amor,/ la de la muerte”.
Así, todo ser humano lleva esas laceraciones, pero el azar determina cuándo las enfrentamos, de qué modo nos marcan. En otras palabras, todos somos azar tanto en la forma como en el fondo.
En la misma línea que su anterior libro de poesía, Rabia de vida, publicado por Editorial Resistencia, en éste Santibáñez también parte de asomarse al mundo desde el cuerpo desbordado. Se trata de poemas con una voz propia, con una musicalidad muy suya. Son versos intimistas, largamente incubados, que no piden perdón ni permiso, como los del poema “Vlad”:
Escucha esta tensa cuerda dura de sangre yugular,
cómo se urgencia
y borbotea torrentera,
óyela,
con qué violencia espera
ser dentellada.