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Luis de Velasco, 2° Virrey
25 de noviembre de 1550 31 de julio de 1564
El segundo virrey, no desmereció la obra de su antecesor. Hombre honrado y de gran moralidad, don Luis de Velasco, continuó con el buen gobierno novohispano dando énfasis al trato y cuidado de los indios, a los que protegió, estableciendo para ello un gobierno verdaderamente paternal.
Comenzó eximiéndolos del rudo trabajo en las minas, exentándolos de los tributos más onerosos y culminó su benéfica obra al decretar la libertad de todos los que hasta ese momento eran esclavos de los españoles, declarando que ""era más importante la libertad de los indios que todas las riquezas del mundo"". Por supuesto, los dueños de esclavos y quienes se aprovechaban de su trabajo, protestaron y reclamaron, pero el virrey se mantuvo firme en la defensa de la dignidad y de los derechos de los indios como personas.
Luis de Velasco inauguró la Real y Pontificia Universidad de México; estableció el tribunal ambulante de la Santa Hermandad para proteger los caminos, mediante el recurso de colgar a los asaltantes in situ. Bajo su auspicio, la minería novohispana creció enormemente a pesar de que ya no había esclavos, puesto que en su tiempo se descubrió el procedimiento de amalgamación, que permitía extraer la plata más fácilmente. Velasco promovió expediciones hacia la península de La Florida, la que intentó colonizar, pero la muerte le impidió ver culminado su proyecto.
En efecto, el virrey Luis de Velasco murió el 31 de julio de 1564. Vivía, según se dijo, en la extrema pobreza, cargado además de deudas. Fue sepultado en el convento de Santo Domingo de la ciudad de México, y el día de su entierro, la gente lloraba y con tristeza lo llamaban ""el padre de la Patria"".
Fuente: Alejandro Rosas, José Manuel Villalpando, Historia de México a través de sus gobernantes, México, Planeta, 2003