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La primera idea de subir a los de abajo a arriba de un escenario fue concebida por Antonieta Rivas Mercado quien dirigió la primera adaptación teatral de la novela en 1929, en medio de la contienda de campañas presidenciales entre José Vasconcelos y Pascual Ortiz Rubio. Una foto publicada en el Universal, muestra a la intelectual del brazo de Mariano Azuela, arriba del escenario del Teatro Hidalgo en medio de un grupo de jóvenes actores ataviados con los vestuarios de la puesta en escena. Para el estreno, el doctor preparó un texto titulado Cómo escribí Los de abajo, que se reprodujo en los programas de mano.
Una disputa entre Carlos Chávez, en ese entonces director de la Escuela Nacional de Música, Danza y Teatro, y Rivas Mercado causó su despido como maestra de la institución y la cancelación de la obra que llevaba apenas cinco representaciones. “Hay éxitos que dan vergüenza y fracasos que enorgullecen”, le escribe Mariano Azuela a María Antonieta en una carta enviada el 2 de abril de 1929. Por desgracia, Azuela no logra salir ileso del asunto ya que una edición de lujo de la novela, con ilustraciones de Diego Rivera, quedó también suspendida debido a la polémica.
Después de este fracaso, Antonieta cambia su residencia a los Estados Unidos, en donde un año después presenta una traducción de la obra dramática que no causa ningún interés ni en la prensa ni en el público y cuya versión fue desconocida por el propio Azuela, quien publica en 1938 su propia adaptación teatral de la novela, en un compendio que incluye otros dos textos teatrales originales: El Búho en la noche y Del Llano Hns., S. En C.
La representación escénica, corregida y aumentada, de Los de abajo, obtuvo, ese año, el primer premio en el Concurso de Grupos de Teatro de las Fiestas de la Primavera y fue calificada por Armando de María y Campos como “un conmovedor triunfo para el teatro en México […] Los de abajo es un teatro popular por excelencia; ha emanado del espíritu de la multitud y a él se dirige. […] es un ejemplo a seguir”.