Las calles de Cuautla

Datos Curiosos

Alejandro Rosas

A lomo de burro descansaba un pequeño cañón pedrero que los hombres alistaban para el combate. La mecha fue encendida y en segundos su boca escupió fuego. Años después, la calle donde se verificó el enfrentamiento fue bautizada con el nombre de “El cañoncito”. Parecía estar escrito: Cuautla no sucumbiría jamás.

          En 1812, Morelos probó que la célebre máxima militar “plaza sitiada, plaza tomada” no siempre resultaba cierta. Tras 72 días de asedio, las tropas insurgentes bajo su mando rompieron el sitio impuesto por las fuerzas realistas de Félix María Calleja.

         Consumada la independencia, el Ayuntamiento de Cuautla reunió a los sobrevivientes y en 1823 recrearon cada hecho de armas y dejaron testimonio a través de la nomenclatura de la ciudad. Con nostalgia, los veteranos recorrieron cada calle recordando las hazañas de 1812. En poco tiempo la ciudad se convirtió en cátedra de historia viva.

         Tres calles dan testimonio del sanguinario avance de los realistas y su derrota ante los insurgentes: “Víctimas de Calleja”, “Retirada de Calleja” y  “Angustia de Calleja”. El sitio fue cruel. Dos oficiales realistas unidos por la sangre nunca tuvieron piedad de sus enemigos y arrasaron hasta con los civiles. Desde 1823, una de las calles lleva el nombre de “Inhumanos Yedras”.

         Los insurgentes contaban con espías muy especiales: las prostitutas. Visitaban el campamento realista por las noches y salían con vasta información militar. La historia les dedicó otra calle: “La intrépida barragana”. Uno de los oficiales de Calleja arremetió contra los sitiados y de un machetazo fue degollado. El Ayuntamiento lo recordaría: calle del “Capitán Bollás sin cabeza”. También la compasión y la caridad florecieron en Cuautla. Una mujer que acompañaba a las tropas de Morelos arriesgó su vida atendiendo heridos de ambos bandos: “La humana costeña” se llama su calle.

         El propio Calleja lamentó la muerte de uno de sus mejores hombres, rico minero guanajuatense y conde de Casa Rul de España. Cayó en el sitio que se conoce hoy como calle “Del fin del Rul”. “Defensa del Agua”, “Escarmiento”,  “Sustento”… cada una de las calles de Cuautla cuenta su heroica gesta.

         Morelos rompió el sitio el 2 de mayo de 1812; al alejarse victorioso de aquella ciudad, se le escuchó decir lo que 72 días habían demostrado: “Este pequeño pueblo protegido del cielo”.