La victoria alada

Datos Curiosos

Las guerras del siglo XIX impidieron la construcción de una columna para conmemorar la independencia. Con excepción del austero monumento erigido en Celaya en 1823, todo intento por levantar un obelisco que honrara la memoria de los caudillos de la independencia fracasó.

          Algunos concursos a mediados del siglo y una primera piedra colocada en 1864 por Carlota -en ausencia de Maximiliano- nunca pudieron concretarse. La paz y estabilidad del porfiriato permitieron impulsar un proyecto definitivo que la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas encargó al arquitecto Antonio Rivas Mercado en 1900.

          Don Antonio tenía su prestigio bien ganado. Podía presumir la restauración de la hacienda de Chapingo, la casa con el número 18 de la Avenida Juárez, una magistral morada en la calle de Londres (hoy Museo de Cera de la Ciudad de México), la restauración de la hacienda de Tecajete en Hidalgo, la casa del presidente Manuel González en Peralvillo y el edificio para la Aduana.

          Con un proyecto muy parecido al presentado por Lorenzo de La Hidalga en 1843 -una gran columna rematada con alguna figura épica-, el arquitecto Rivas Mercado puso manos a la obra y don Porfirio colocó la primera piedra del monumento el 2 de enero de 1902. La obra fue realizada y dirigida por el ingeniero Roberto Gayol y las esculturas que la rematan son del italiano Enrique Alciati.

          Su edificación tuvo muchos problemas; cuando la obra alcanzaba los 20 metros de altura -de los 45 totales-, y se habían colocado aproximadamente 2400 piedras, la cimentación comenzó a mostrar fallas por lo cual fue necesario desmontarla (1907) y cimentar nuevamente con una profundidad de poco más de 30 metros. En 1908 se realizó una segunda ceremonia de colocación de la “primera” piedra y la columna fue terminada e inaugurada por el presidente Díaz, el 16 de septiembre de 1910 durante las fiestas del Centenario de la Independencia.

          Originalmente el proyecto constaba de 9 escalones para ascender a la base del monumento, pero debido al hundimiento permanente de la ciudad de México, ha sido necesario agregarle 14 escalones más. La victoria alada resistió los terremotos políticos y sociales que sacudieron a México desde 1910, pero cayó ante la fuerza de la naturaleza el 28 de julio de 1957. Las obras de restauración se llevaron poco más de un año y la escultura emprendió de nuevo el vuelo el 16 de septiembre de 1958 pero con un rostro diferente: la cabeza original descansa hoy en la Casa de los Condes de Heras y Soto, en República de Chile 8.