Cervantes: "El príncipe de los ingenios"

Literatura - Personajes

“El español más universal”, “el Manco de Lepanto”, “el Príncipe de los Ingenios”, “el padre de la literatura moderna”: Miguel de Cervantes Saavedra.  Un autor de carne y hueso que en ocasiones se confunde en imagen y estampa con el personaje que escribió y en muchas otras se diluye en un mito que él mismo ayudó a construir  a través de sus textos y que se ha nutrido de historias con los cientos de biografías que de él se han escrito desde 1738.

            Cervantes nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares. Solo se conocen dos descripciones físicas suyas, por eso se le confunde tanto con don Quijote. La primera data de 1580; aparece en el libro La redención de los padres trinitarios, en donde se le describe barbado, de complexión media y con el brazo y mano izquierda dañados; la segunda es la que hace Lope de Vega quien reveló que usaba lentes, aunque es un dato que nunca cobró popularidad.

            En 1571 participó en la batalla de Lepanto, ocasión en la que casi pierde la mano izquierda –de ahí el origen de su apodo más famoso-. Apenas tenía 6 meses en las filas.  Tras la batalla, “el manco” regresó a España y en el camino, su embarcación es asaltada a la altura de Palamós, Gerona, y pasa cinco años cautivo en Argel junto con  su hermano Rodrigo. Durante su estancia en la cárcel comienzan a llamarle “Shaibedraa’a” que en la jerga arábiga significa “brazo defectuoso” y que después se convirtió en su segundo apellido: Saavedra.

            Después de este incidente, escribió lo más cercano a una autobiografía de su obra: El informe de Argel. Este fue un episodio muy importante en la vida del autor; impactó toda su obra, desde el teatro Los tratos de Argel, hasta el Quijote, en el que incluye Los baños de Argel; el asunto se menciona también en la Galatea y el Persiles.

            En 1605 publicó la primera parte de el Quijote. El éxito del libro fue inmediato y aunque no le sirvió para salir de la miseria, sí para publicar otras obras.

            Unos meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote. De acuerdo con algunos investigadores falleció el 22 de abril de 1616, a los 68 años y fue enterrado en una tumba sin lápida y sin nombre que fue encontrada en el año 2014.

            “¡Ay! –respondió Sancho llorando-. No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, sin otras manos que le acaben que las de la melancolía”. (Cap. 74, el Quijote II)