Del México Antiguo a la conquista
El siglo de la conquista
El México Virreinal
La Nueva España
Aires Libertarios
El México Independiente
La época de la anarquía
La era liberal
El Porfiriato
El México Contemporáneo
La revolución
La reconstrucción
La estabilidad
La época de las crisis
La transición democrática
La época de la anarquía - Vida Cotidiana
Clic en la imagen para ver la galería
Ninguna persona en su sano juicio, hubiera podido decir cuáles eran las verdaderas bestias: si el toro y el tigre o los diez mil espectadores que excitados por el morbo abarrotaron el coso de San Pablo para presenciar la salvaje lucha entre un astado mexicano y un felino africano.
Eran los años inmediatos a la consumación de la independencia y el pueblo quiso ver en aquel combate desigual la lucha entre insurgentes y realistas de años atrás. Las opiniones estaban divididas, pero la mayoría estaba con el toro y sobre el orgulloso animal recaía una grave responsabilidad: la honra nacional.
Para hacer más intensa la batalla, el tigre fue obligado al ayuno y lo colocaron en una enorme jaula donde debía verificarse el fatídico duelo. El toro fue recibido en medio de ovación escandalosa y el tigre, dando un tremendo rugido, saltó sobre el lomo del astado haciéndolo sangrar a mares. La multitud enardecida gritaba exigiendo al moribundo animal que sacara a relucir su casta.
""El toro -escribió Guillermo Prieto- parece que comprendió y con un esfuerzo inexplicable, súbito y acaso pudiera decirse sublime, desencajó al tigre de su lomo, lo derribó y hundió una y diez mil veces sus aceradas astas en el vientre del tigre, regando sus entrañas por el suelo"".
Ambos animales quedaron tendidos en la arena y el público consagró al toro como el triunfador. Había motivos para festejar: ""la honra"" de los mexicanos -si todavía quedaba alguna- estaba salvada.